En el jardín de infantes vamos avanzando en el recorrido del año a través de  las estaciones  que se van entrelazando también con la vivencia de los festejos. Ciertamente siempre será una ayuda saludable para todo niño, el convivir con el círculo anual de fiestas bellas, celebradas con autenticidad.

“Hoy en día el hombre sólo vive los procesos de su propio cuerpo. Lo que acontece afuera, en el viento y el tiempo, en el derrame de las fuerzas germinadoras, en el fructificar de las fuerzas terrestres, en el resplandor de las fuerzas solares, todo ello no es de menor importancia para la vida total del ser humano. No es de menor trascendencia que lo que ocurre dentro de su piel, digamos como respiración y circulación de su sangre”. 

Quien registre este ciclo anual y pueda convivir con él, sentirá su vida enriquecida por esta convivencia. 

“Consideremos este ciclo terrestre hoy como una especie de gran respiración que efectúa la Tierra frente al cosmos circundante. No se trata, pues, de un respirar del aire, sino de la inspiración y expiración de fuerzas…”. En este momento invernal la Tierra guarda dentro de sí las fuerzas. Así mismo siente el hombre, en esta época. El invierno nos convoca a la introspección, a estar puertas adentro. 

Es tiempo de recogimiento, de silencio, de acallar el ruido interior y de ser capaz de ir hacia lo verdadero…la esencia de uno mismo.

 Así es que esta fiesta nos permite buscar la luz que siempre brilla en la más profunda oscuridad. Es un viaje profundo, que nos lleva a mirarnos hacia adentro, con la posibilidad  también de ir compartiendo nuestra luz con el mundo, representado éste en el recorrido de una hermosa espiral. La espiral como símbolo de renacimiento, como patrón universal de crecimiento y evolución.

En el Jardín, el aula se va transformando en un bello bosque; las maestras vamos haciendo  una hermosa espiral elaborada con ramas de pino ciprés, en el centro de la sala, adornada con velas hechas de cera de abejas, representando al reino animal, y algunas piedras en el camino en representación del reino mineral. 

El entorno del aula, entre penumbras, con luz tenue, va siendo envuelto con canciones que al unísono cantan las maestras y los niños mientras cada uno va haciendo el recorrido, con una velita puesta en una manzana roja, símbolo de sabiduría, de renovación.

Mientras caminan con dignidad hacia la luz en el centro, se revela en cada niño una profunda humanidad y rectitud, dones que fueron recibidos en la primera infancia desde el mundo espiritual. El niño ayuda a traer la luz al jardín, y fortalece la voluntad al saber que puede mejorar al mundo.

De este modo, el alma del niño está profundamente satisfecha y llena de esperanza para el futuro.

Habiendo empezado casi en la oscuridad, mientras cada niño hace su camino solo, acompañado por música y canciones, así  el aula se empieza a iluminar cada vez más y más, porque  cada uno  fue aportando  su luz y su  calor.

Debido a las cualidades de esta fiesta y al no poder estar presentes en el Jardín,  las maestras no enviaremos una propuesta concreta para llevar a sus hogares, ya que esta  es una celebración que conlleva una gran introspección, sumamente íntima y con un entorno muy especial. Es por eso que en esta oportunidad elegimos hacer llegar a los niños canciones y un cuento especial para que acompañen estos momentos, confiando en que ustedes van a saber cómo ayudarlos a estar en consonancia con el proceso de nuestra Tierra.

 

Bibliografía:

Convivencia con el Ciclo del Año en Cuatro Imaginaciones Cósmicas .Cinco conferencias pronunciadas en Dornach, del 5 al 13 de Octubre de 1923 -RUDOLF STEINER –

El ciclo anual como proceso respiratorio de la tierra. Rudolf Steiner.