
¡Queridas familias! Nos encontramos aquí nuevamente con nuestro acompañamiento
pedagógico dentro de esta modalidad virtual, hemos descansado y renovado energías para encaminarnos en esta
aventura histórica. Afrontaremos nuevos desafíos juntos y en comunidad, esperamos que podamos hacer de estos
tiempos un recuerdo maravilloso en nuestros niños. Sabemos que es difícil y el compromiso es mucho, pero si el
amor y la voluntad están todo se puede. Proyectemos con todas las fuerzas nuestro anhelo de encontrarnos pronto
en nuestro tan amado jardín.
Esta semana enviaremos un cuento para regalar en las noches a los niños. En breve recibirán propuestas de la época
y lectura para el acompañamiento en la crianza y la educación desde la casa y con los fundamentos que enmarcan
nuestra tarea. Las maestras estamos para lo que podamos ayudar, cuenten con ello, les deseamos un hermoso comienzo.
La liebrecita y la zanahoria (Para los más pequeños)
Los campos y las colinas estaban cubiertos de nieve alta y la liebrecita no tenía nada que comer. Encontró dos zanahorias amarillas. La liebrecita se comió una y dijo:
–Cae mucha nieve y el frío es duro, seguro ql burrito no tiene nada que comer, le voy a llevar la segunda zanahoria.
Inmediatamente, la librecita le dejó la zanahoria y se fue saltando.
El burrito se había ido también en busca de comida. Encontró unas patatas y volvió contento a casa.
Cuando abrió la puerta se encontró la zanahoria.
-¿De dónde vendrá esta zanahoria?, -se asombró el burrito. Entonces comió sus patatas y dijo:
–Cae mucha nieve y el frío es duro, seguro que la ovejita no tiene nada que comer. La zanahoria será para ella.
El burrito empujó la zanahoria a casa de la ovejita, pero la ovejita no estaba en casa. Con mucho cuidado, el burrito dejó la zanahoria allí y se fue.
También la ovejita se había marchado a buscar comida. Encontró una col y se fue contenta a su casa. Cuando abrió la puerta vio la zanahoria:
-¿De dónde vendrá esta zanahoria? -se preguntó asombrada. Entonces se comió la col y dijo:
–Cae mucha nieve y el frío es duro, seguro que el pequeño ciervo no tiene nada que comer. Le llevaré la zanahoria.
La ovejita cogió la zanahoria y la llevó a casa del pequeño ciervo. Pero la casa estaba vacía. La ovejita le dejó la zanahoria y se fue rápidamente.
También el pequeño ciervo se había marchado en busca de comida. Encontró hojas verdes y volvió contento a su casa. Cuando abrió la puerta vio la zanahoria:
-¿De dónde vendrá esta zanahoria? -se dijo con sorpresa.
Entonces se comió las hojas verdes y dijo: –Cae mucha nieve y el frío es duro, seguro que la liebrecita no tiene nada que comer. Le regalaré la bonita zanahoria amarilla.
Y rápidamente el pequeño ciervo se fue corriendo a casa de la liebrecita, pero ésta se había hartado de comer y se había dormido. El pequeño ciervo no la quiso despertar y silenciosamente hizo rodar la zanahoria dentro de la casa.
Cuando la liebrecita se despertó, se frotó sus ojos, asombrada: -¡Otra vez está aquí la zanahoria!
Durante un instante reflexionó y luego dijo: -¡Seguro que un buen amigo me trajo la zanahoria!
Y entonces se la comió. ¡Y estaba deliciosa!