Durante este tiempo se sienten en el ambiente las fuerzas cósmicas reflejadas en el clima, con cambios ambientales en ambos hemisferios. Se lleva a cabo a final de septiembre donde estamos ante un umbral. Un paso al exceso de luz , que no deja ver, en el hemisferio sur. Un umbral hacia la lucha entre luz y oscuridad. El hombre tiene que luchar para llevar la luz dentro de sí, una luz que no enceguezca, una luz que ilumine.

La celebración de Micael nos invita a reflexionar sobre nuestras propias limitaciones, miedos. Nos invita a encontrar la luz y fuerza que tenemos dentro y nos da el valor para accionar y así encontrar un equilibrio en nuestra vida a pesar de las dificultades.

Para los adultos, es la posibilidad de volver a reflexionar: Qué es el dragón en nosotros mismos? Cuál es mi dragón a vencer. No se trata de eliminar los problemas, sino que se trata de dominarlos a nuestra voluntad.

“El impulso de Micael es el de la confianza en el espíritu humano. El hombre ha llegado en su suceder histórico a una época donde cree que sólo existe la materia. La ciencia que gobierna el mundo de hoy lo deja en un estado de separación y de soledad que lo va endureciendo.”

“Sólo mediante un esfuerzo consciente de búsqueda el hombre podrá, gracias a las fuerzas del calor de su corazón, levantar un pensamiento que sea capaz de captar lo que a sus ojos y a su intelecto se esconde, el origen espiritual de todas las cosas y de sí mismo.

“Una caída -no importa!; otra caída -no importa!. Cien pueden ser los errores que igual no importará, ya que ninguna falla es jamás un factor decisivo al ser juzgada la verdad de un impulso espiritual, cuya efectividad haya sido comprendida y asimilada interiormente.”

(Fragmentos de diversas conferencias de Rudolf Steiner)

Ronda:
Los niños darán vida a los diferentes personajes mediante movimientos improvisados, siguiendo la canción.

Canción:
“En noche oscura
Perdí el camino
Un ángel del cielo en su luz me envolvió. La pobre princesa
Encerrada y presa
En torre de roca
El dragón la coloca”

Relato:
Furioso se arrastra el oscuro dragón Vigila la torre, devora el valor.

Canción:
La pobre princesa
Encerrada y presa
En torre de roca
El dragón la coloca.

Relato:
El Rey pregunta a sus súbditos:
“¿Quién podrá salvar a la princesa?” “Nosotros”, responden.
Takatán, takatán
Caballito alazán
Si al galope nos vamos
A la torre llegamos.

Pero el feroz dragón
Vence al valiente caballero.
Pero hay un príncipe que con su luminosa espada va en busca de la princesa.

Canción:
“En un claro y airoso
Caballo alazán
El valiente doncel va a luchar con valor”

Relato:
Se enfrenta al dragón y con su espada, lo vence.

Canción:
“Sal princesita
La puerta está abierta
Y el príncipe quiere
Llevarte al palacio
Con flores doradas
Y alegres tonadas.
Alegres, alegres volvieron ya
La princesa libre está”

ACTIVIDADES

Confeccionamos espadas con ramas: Una actividad que los niños disfrutan mucho es realizar sus propias espadas(si son muy pequeños pueden ayudar en su tarea a los mayores que la realizan). Tenemos que conseguir ramas de árboles (puede ser de fresno que son muy fáciles de pelar), la medida será del mismo largo del brazo del niño, midiendo desde la punta de los dedo hasta el codo. Con un cuchillo se pela la rama hasta que quede la madera bien clara, luego se puede lijar. Todas estas son labores que a los niños les encanta realizar y que colaboran con el desarrollo de su coordinación, motricidad fina, ejercitan los músculos de sus manos, a la vez que les brinda seguridad y confianza en el uso de herramientas nuevas. También es un desafío aprender trabajar con una herramienta como el cuchillo, con cuidado y responsabilidad, sabiendo que sólo lo podemos usar estando sentados, bien derechos, pelando la rama siempre en dirección del piso y concentrados en la tarea.

Luego cortamos otra rama pequeña para realizar la empuñadura, podemos unir ambas partes con lana de color.

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DESAFÍOS

El niño a través de la imitación de las actividades diarias de preparación de estas fiestas, vivencia el significado de los valores que hay detrás de cada festividad. Tiempo tendrá de conocer de forma intelectual el significado. De momento sólo necesita de esta experiencia vivencial, que le viene facilitada por nuestro conocimiento y conciencia.

El personaje en que se inspira esta fiesta es el arcángel Miguel, conocido como vencedor del dragón, en la fiesta se utilizan sus cualidades de valentía, iniciativa, coraje y constancia a través de distintos retos o actividades a lograr durante la jornada de celebración. La lucha de la luz con la oscuridad necesita de todas nuestras fuerzas.

Las semanas previas se va preparando esta festividad a través de algún cuento y canción relacionada con las cualidades anteriores.

Durante la celebración puede haber cantos, diferentes desafíos donde se ponga a prueba su valor y una merienda especial para la ocasión. Para realizar las pruebas preparamos una especie de “circuito”, en este caso acompañado del relato de un cuento (“Cuento del joven príncipe”) . Éste ofrece dar una imagen que en su desarrollo va llevándonos a recorrer en forma de experiencia los cuatro sentidos inferiores:

Sentido del tacto: a través del tacto percibimos hasta dónde llegamos. Con la experiencia del límite, que nos ofrece toda la piel, nos diferenciamos del mundo externo.

Este aprendizaje es fundamental y lento, y se construye en lo cotidiano teniendo un trato amoroso con el niño en los cuidados corporales que ofrecemos; estando presentes, comunicándonos, percibiéndolo. Cuidamos la envoltura que damos, tanto la ropa como el sostén físico y anímico.

Sentido vital: Este sentido percibe las funciones orgánicas y asegura que nuestro cuerpo nos da amparo y calma. Que el cuerpo sea un lugar donde el niño se sienta en armonía, nos lleva otra vez al calor humano en los momentos de cuidado. Vivimos en ritmos, que dan al niño tranquilidad porque sabe lo que viene. Vivir procesos también es cuidar de este sentido. Algo que comienza tiene que tener su culminación.

Sentido del movimiento : Percibe la actividad de músculos y articulaciones. Sea parpadeo o caminata: ¡Siempre actúa la totalidad del cuerpo! El niño ES movimiento: conquista su cuerpo, lo hace propio, herramienta. Para esto debe hacer por sí mismo: no le enseñamos cómo moverse, sino que le brindamos tiempo y espacio para él.

Sentido del equilibrio: Con este sentido percibimos nuestra situación en el espacio en relación a la fuerza de gravedad; su órgano está en el oído. Lo buscamos permanentemente, y cada uno encuentra su equilibrio. Cuidamos de este sentido en el niño acompañando su proceso de maduración, damos tiempo y espacio para que pueda desarrollar su movimiento propio.

Una recomendación importante sería poder leer detenidamente el cuento antes de hacer el recorrido y preparar el espacio donde la harían.

El día de la celebración los niños tendrían que sentarse en el centro del lugar donde se hace el recorrido y los adultos relatarían el cuento.

Luego como segundo paso, los adultos harían el recorrido, con sumo cuidado y los niños mirarían, para luego poder imitar y hacerlo ellos.

CUENTO DEL JOVEN PRINCIPE (para realizar los desafíos)

Érase una vez un príncipe que vivía en un hermoso castillo junto a sus padres.

Cuando el sol brillaba en el cielo, salía del castillo y recorría los jardines en toda su extensión. Al anochecer cuando se abría el portal de oro, regresaba al castillo, sumergiéndose en un profundo sueño.

Al amanecer, el príncipe salía a recorrer los jardines y a contemplar las bellas flores. Cuando el sol se ocultaba, regresaba a descansar.

Todos los días salía por la mañana y volvía cuando caía el sol.

(En este caso tendrían que armar en algún lugar, con un poco de espacio alrededor, un “castillo”. Algunas sillas o una mesa cubiertas por una tela, podría ser el sitio donde el príncipe regresa cada noche a descansar para por la mañana salir a recorrer.)

Cuando el joven príncipe creció, decidió salir a correr mundo. Antes de partir recibió un traje especial.

(Parados frente al niño pronunciamos la siguiente rima)

A una bella princesa, (o un bello príncipe)

un nuevo traje van a hacer

del color que ella (él) elija, del color de su parecer.

Ceñido, ceñido y bien cosido,

ceñido, ceñido y bien cosido.

(con ambas manos, presionando, recorremos el brazo del niño, de arriba abajo, hasta las muñecas. Primero un brazo, luego el otro.)

Unas botas de cuero,

unas botas de cuero.

(Hacemos lo mismo, recorriendo ambas pantorrillas, hasta los pies)

Una capa cosida con esmero. (Tocamos haciendo presión, con la mano izquierda el hombro derecho del niño y con la derecha el hombro izquierdo.)

Y una corona en la cabeza, señal de su nobleza.

(Gesto desde los lados de la cabeza hacia arriba con ambas manos)

Ya vestido se subió a su caballo y trotando emprendió su camino .

(Marcar el ritmo con los toc-tocs y andar al paso al trote y al galope)

Cabalgó y cabalgó hasta llegar a la orilla de un río. Allí dejó su corcel y saltó al otro lado del río.

(Saltar la soga en forma de ola y luego pasar sin ser tocado)

Luego continuó su camino por un estrecho sendero (Colocar una cinta en el piso en forma de V, caminar por la cinta).

Cuando estaba llegando al bosque advirtió que había olvidado el libro de imágenes sagradas. Caminó hacia atrás por el estrecho sendero (caminar por la misma cinta hacia atrás).

Con el libro sagrado reemprendió el camino hacia el bosque (volver a caminar por la cinta) (Ahora debemos armar una cuevita para el gnomo y si es posible colocar uno. Junto a él

esparcir cristalitos o piedritas y descalzarnos).

Al entrar en el bosque se encontró con un gnomo, que le dijo _” He perdido mis tesoros más preciados … ¿puedes ayudarme a encontrarlos?”

El príncipe recogió los pequeños cristales con los pies, para que no se le cayera la corona.

(Juntar los cristales-piedritas con los pies.)

Cuando ya ni un solo cristal estaba fuera del cofre, el gnomo en agradecimiento le indicó por donde seguir el camino. Le advirtió que había muchas laboriosas hormigas en el prado, para no pisarlas debía saltar de piedra en piedra.

(Dibujar con tiza varios círculos en el piso y saltar de uno en uno).

Penetrarás en la espesura del bosque y recorrerás con valor la caverna oscura.

(Hacer un túnel con sillas, separadas por un espacio, cubiertas por una tela).

Al salir de la caverna encontrarás un paño verde, con él podrás envolverte y finalmente, después de tantas pruebas, descansar.

(Colocar en el piso una tela, en la que me pueda envolver. Acostarse sobre uno de los lados de la tela y envolverse y quedarse unos minutos. El adulto puede hacer presión sobre la tela para que el niño pueda percibir el contacto. Luego se podrá desenvolver.)

El príncipe siguió los consejos y tuvo sueños maravillosos. Lo despertó la luz y el calor del sol y luego de tantos desafíos recibió la recompensa por su valor.

(Cada niño será coronado y recibirá el cinturón y la espada, felicitándolo por su valentía).

Después de la coronación los niños disfrutarán de un merecido banquete.

 

CUENTOS:

LA HIJA DEL REY EN LA FORTALEZA DE FUEGO (para los niños más grandes)

Había una vez una vez un hombre muy pobre que tenía tantos hijos como agujeros tiene un colador. Y todos los hombres del pueblo habían sido ya sus padrinos.

Cuando le nació otro hijito se sentó en el camino a pedirle al primero que pasara por delante que fuese su padrino, entonces apareció un anciano con un abrigo gris y, al pedírselo, éste aceptó encantado, celebrándose poco después el bautizo.

El anciano regaló al padre una vaca con un ternero que había nacido el mismo día que el niño. El ternero tenía una estrella dorada en su frente y debía pertenecer al niño.

Cuando el niño se hizo mayor, el novillo se había convertido en un hermoso toro, y todos los días lo llevaba al prado.

El toro sabía hablar y cuando llegaban al monte le decía al muchacho:

-Quédate aquí y duérmete; mientras tanto yo buscaré mi pasto-

.En cuanto el pastor se dormía, corría el toro a la gran pradera del cielo y comía flores de estrellas doradas. Cuando se ponía el sol, volvía corriendo y despertaba al niño. Entonces volvían juntos a casa.

Así pasaron los días hasta que el muchacho tuvo veinte años. Entonces el toro le dijo un día:

-Siéntate entre mis cuernos y te llevaré a ver al rey; cuando lleguemos pídele la espada de hierro de siete varas y dile que quieres salvar a su hija.

Pronto llegaron al castillo del rey y éste le preguntó para que había venido. Cuando se lo explicó, el rey le dio la espada deseada con mucho gusto. Sin embargo no tenía mucha esperanza de volver a ver a su hija.

Muchos jóvenes audaces habían intentado en vano liberarla. Un dragón de doce cabezas la había raptado y vivía lejos, muy lejos.

Nadie podía llegara hasta así, pues en el camino hacia la fortaleza había unas montañas imposibles de escalar y, después, había un inmenso mar tempestuoso y a la otro lado vivía el dragón en su fortaleza de fuego. Aunque lograse atravesar la sierra y el mar ¿cómo

podría atravesar las llamas poderosas? Y si al fin lograba eso, no hay duda de que el dragón lo mataría.

Cuando el pastor tuvo la espada, se sentó en los cuernos del toro y en un abrir y cerrar de ojos estuvieron delante de la montaña.

– Tenemos que volvernos- le dijo el muchacho- porque nadie puede llegar al otro lado.

Sin embargo, el toro dijo: -espera un momento. Y puso al joven en el suelo. Apenas ocurrió esto, cogió impulso y con sus impresionantes cuernos apartó todas las montañas pudiendo así seguir su camino.

Otra vez sentó el toro al joven entre sus cuernos y llegaron muy pronto l mar.

-Ahora tendremos que volvernos- le dijo el muchacho- porque nadie puede llegar a al otro lado.

-Espérate un momento- le dijo el toro – y sujétate a mis cuernos-.
Inclinó su cabeza sobre el agua y bebió y bebió, hasta secar el mar entero.

Sin mojarse los pies pudieron cruzarlo como si de una pradera se tratase.

Rápidamente, llegaron a la fortaleza de fuego, y ya desde lejos sentían un inmenso calor.

El joven no pudo aguantar más.
-Para – le dijo al toro- no te acerques más nos vamos a quemar.

Sin embargo el toro se acercó lo más posible y todo el mar que había bebido lo escupió de una vez sobre las llamas. Inmediatamente se apagaron, y hubo una espesa humareda que cubrió todo el cielo de nubes.

Desde ese vapor terrible se precipitó sobre ellos, lleno de ira, el dragón de doce cabezas.

-Ahora es tu turno dijo el toro a su seños- intenta cortar de una vez todas las cabezas de la bestia.

El joven concentró toda su fuerza, cogió la poderosa espada con sus dos manos y dio al dragón un golpe tan certero, que cayeron todas las cabezas a la vez. Pero entonces, el animal se enroscó y se revolvió tanto que la tierra empezó a temblar.

En ese momento el toro cogió por el torso al dragón y lo lanzó a alas nubes, no quedando ni rastro del él.

Luego le dijo al joven:

-Mi servicio ha terminado. Vete ahora a la fortaleza y allí encontrarás a la princesa. Llévala a casa de su padre-. En ese instante el toro se alejó y regresó a la pradera del cielo y el joven no lo volvió a ver nunca más.

El muchacho encontró a la hija del rey en la fortaleza. Ella se alegró mucho de ser liberada del terrible dragón.

Volvieron a casa de su padre, celebraron la boda y hubo una inmensa alegría en el país del rey.

 

UNA HISTORIA DE MICAEL (para los niños más pequeños)

Un día, al final del verano, un niño pequeño se fue con su padre a pasear por los campos y los huertos. El aire era fresco y cristalino, y la luz como el oro. El sol brillante había llenado todos los granos de trigo con luz de verano. Los granos de trigo en las espigas, estaban a punto de reventar sus cáscaras. Las manzanas en los árboles estaban gordas y coloradas, a punto de caer al suelo.

Durante el día, el niño y su padre estuvieron trabajando. El padre afilaba su guadaña una y otra vez. Silbaba y cantaba mientras cortaba el trigo dorado. El niño tuvo que subir por una escalera alta para recoger de los árboles las manzanas amarillas y rojas. Al principio tenía miedo de subir por la escalera. Pensaba que podía caerse, pero luego se llenó de valor y subió. Subido a lo alto de la escalera del huerto, llenó cestas y cestas de manzanas maduras y coloradas. Finalmente, se hizo tarde. El padre y el niño habían trabajado mucho y bien. Volvieron a casa, donde les esperaba la madre con una deliciosa cena, y luego se fueron a la cama.

Aquella noche, mientras el niño estaba durmiendo, el Arcángel Micael tomó al niño de la mano y juntos subieron alto y más alto, hasta que llegaron al reino de las estrellas. Allí, las estrellas irradiaban y brillaban, y cuando Micael pasó por delante de ellas, las tocó con su espada luminosa. Tanto amor y fuerza emanaban de la espada, que el toque hizo estremecer a las estrellas, dejando brillante luz y deslumbrantes trazos de fuego al pasar ante ellas.

Siguieron adelante, y Micael le contó al niño lo contento que estaba de haberle visto cosechar manzanas durante todo el día en la huerta. Había visto al niño subido a la escalera, llenando las cestas con manzanas maduras y coloradas todo el día entero. Entonces Micael tomó su espada brillante y la transformó en una lira y se puso a tocar con ella una canción.La canción era tan pura, buena y verdadera, que el niño se quedó mucho tiempo escuchando.

A la mañana siguiente, cuando se despertó, el niño le habló a su padre de Micael, de su espada luminosa y de la música de la lira.
– Me gustaría ir otra vez a ver las estrellas – dijo.
Su padre le dijo:

– Ven conmigo, te enseñaré algo especial. Hoy no iremos a cosechar en los campos y los huertos. Hoy trabajarás en la casa-.
Durante toda la mañana, el padre, la madre y el niño, abrillantaron las manzanas amarillas y rojas que el niño había cosechado el día anterior. Pulieron y pulieron hasta hacer brillar todas las manzanas. Cuando terminaron, era hora de comer. La madre tomó un cuchillo y cortó en dos, una manzana brillante y roja.

Y adentro encontró una estrella…

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