La primavera está llegando
Traerá al jardín olores de azahar
Con sus amigas las mariposas
Ella fabrica traje de rosas
Los pajaritos pronto cantarán
¡Oh primavera poco a poco  todo despertarás!

Podemos ir ya preparándonos en familia para entrar en el despertar de la naturaleza, en su carnaval de colores, para dar la bienvenida a la primavera, época de renovación, transformación y renacimiento.

Necesitamos acercar a los niños y niñas a las imágenes del mundo natural, bello y real que lo rodea y poco a poco aprender a transitar en ese ritmo de las estaciones y sus cualidades físicas y anímicas que se vivencian con cada una de ellas. Es como ver y acompañar la   respiración que muestra nuestra madre tierra y cómo lo hace con las estaciones del año.

En el equinoccio de primavera, el día en que el sol alcanza su punto más alto, va generando el “Primer Verdor”, ese mágico momento es el significado de la palabra primavera. Las plantas vuelven a ofrecer sus vivos tonos verdes y salen al paisaje flores de diversos colores y aromas; también los días se van tornando más cálidos.

La ronda

Durante el compartir en ronda se experimenta una vivencia grupal de celebración, ofrece una oportunidad para conectarnos con nuestro cuerpo en movimiento, con las imágenes y con los gestos primordiales  que elijamos compartir con los niños y niñas. El cuerpo trabaja coordinación, movimiento, lateralidad, expresión corporal.

Son consideradas las rondas un momento para transitar por varias cualidades anímicas, como llevando  un ritmo de respiración entre el canto y lo hablado, entre el movimiento y la quietud, entre la alegría y lo sublime. Son el escenario donde podemos personificar todos los reinos de la naturaleza con sus cualidades, su esencia y luego siempre vuelvo a ser yo, a mi verticalidad.

Ronda de primavera:

Cada niño representará una semilla. Al comienzo de la ronda estarán agachados, en posición curva, hechos «bolita» con las rodillas flexionadas y el mentón inclinado hacia abajo. Luego irán acompañando con gestos, el relato.

Relato acompañado de gestos:

En lo profundo de la tierra, durmiendo y soñando
una semillita está descansando.
Ploc! Ploc! Ploc!
Sobre las semillas, gotas de lluvia fueron a caer
“Divina semilla, ya es hora de despertar..
un bello jardín tienes que adornar!
Desenrrollando, estirando
nuevos tallos van creciendo,
y en la punta hay un tesoro
¡Es un lindo pimpollo!”

Canción:
“Una hadita delicada, en el jardín va a pasear
Con su varita mágica  Plim!
El pimpollo va a despertar.

Relato:

Los pimpollos pequeñitos
Lentamente se abrirán,
Y sus pétalos de seda
Con orgullo lucirán.
Aparecen lindas flores
Perfumadas, coloridas
Engalanando al jardín
Y llenándolo de vida.

Canción:

“Entré en un jardín con flores
No sé cuál elegiré
Elijo la más hermosa
Con ella yo danzaré…
(Cada niño elige a un amigo para bailar)
Dolesquindo lele, dolensquindo lala,
Con esa flor yo voy a bailar,
Dolesquindo lele, dolensquindo lala,
Con esa flor yo voy a bailar”

 

Actividades sugeridas

Guirnalda de flores en papel seda

Con motivo de alegría, de cálida luz solar, lluvias aisladas, flores perfumadas, podemos elaborar guirnaldas con flores de colores entrelazadas para adornar nuestras casas. Guirnaldas coloridas darán el ambiente de una celebración.

Materiales:

* Papel seda de colores variados (también se consigue como papel barrilete)
* Gancho de cosedora
* Flores de papel
* Lana o una cuerda *Pegamento

Desarrollo:

Se hacen los círculos de papel seda de  colores que  tendrán las flores que  elijamos.
Se unen los círculos en el centro con un alfiler para asegurar que no se muevan mientras los trabajamos.
Se va haciendo hacia el centro del círculo una leve presión con los dedos con cada papel, hasta formar los pétalos de la flor.
Se colocan las flores en la guirnalda hasta dejarla con la cantidad que quieran.

Juego con elementos de la naturaleza

El juego es una actividad muy importante en la infancia, ahora que vienen los días más cálidos, el disfrutar de recolectar materiales naturales y hacer construcciones va a alimentar la fantasía creadora con elementos que tengamos en nuestro jardín.

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Hacer un herbario

Los niños son muy observadores por naturaleza y si a esta cualidad le sumamos que les encanta recolectar tesoritos, podemos darles la oportunidad de prensar algunas hojitas que vayamos encontrando en nuestro camino.

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¿Flota o no flota?

Poner una mesa de experimentación donde los niños puedan jugar con agua, arena y otros elementos parece un trabajo de experimentación que puede suceder en toda casa con los niños. La capacidad de asombro es alimentada cuando ellos van observando los efectos que suceden en el agua.

Después podemos inventarnos y diseñar diferentes embarcaciones flotantes con elementos de la naturaleza.

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Juegos de dedos primaverales

“Penetra en la tierra un brotecito
Penetra en la tierra un brotecito
Aún es muy tierno y pequeñito
Crece un poco cada día
¡Es primavera, qué alegría!
El sol le manda su calor
La lluvia le riega con amor
El brotecito se hace gordito
Abre sus hojas dulcemente
Y pronto florece alegremente”

“Sobre un árbol, en una rama
un pajarito hizo su cama.
Allí puso cinco huevitos
,
de ellos nacieron cinco pajaritos. (los cinco dedos de la mano)
Sale el primero a volar y regresa a su hogar.

Sale el segundo a volar y regresa a su hogar.
Sale el tercero a volar y regresa a su hogar.

Sale el cuarto a volar y regresa a su hogar.
Sale el quinto a volar y regresa a su hogar.
Ya todos juntos duermen en su nidito
muy calentitos.” (Primero se hace con una mano y luego con la otra)

¿Qué son los juegos de dedos?

Son juegos que se hacen principalmente con las manos, pero muchas veces también utilizamos ¡otras partes del cuerpo! Siempre van acompañados de rimas, versos y/o canciones y le permiten al niño conocer el mundo que le rodea en toda su esencia.

Los juegos de dedos y de movimiento ayudan a desarrollar:

  • El lenguaje
  • La vocalización
  • Las cualidades lúdicas y poéticas
  • La coordinación
  • La motricidad fina y gruesa
  • La lateralidad y el movimiento,
  • La percepción del cuerpo, tacto…
  • La creatividad y muchas emociones positivas: la alegría, la vitalidad, la confianza…
  • Pero también algo que hoy día es muy necesario: aproximan al niño a la naturaleza y a los quehaceres cotidianos, impregnados de gestos sanadores.

Recetas para hacer con los niños

La acción de cocinar tiene relación directa con la vida, es importante que el niño pueda vivenciar de donde viene su alimento y así será el valor que le dé al mismo. También es interesante que pueda ver el proceso de inicio a fin (desde que se cosecha la verdura o se compra, hasta que se sirve en el plato).

La idea es que los niños participen activamente como protagonistas de la tarea de cocinar. Siempre con un adulto presente al cual puedan imitar.

Los más grandes pueden tener tareas como cortar (con cuchillo apropiado) y los más pequeños pueden encargarse de lavar, mojarse es parte de la tarea (además es primavera).

  • Licuados o jugos con frutas de estación. Pueden agregar banana que es un endulzante natural. También sirven para ésto los dátiles remojados 8 hs.
  • Ensalada de frutas
  • Galletitas dulces de avena y coco
    Ingredientes
    60 gr de avena
    60 gr de coco
    1 banana
    2 cucharadas  de azúcar mascabo
    1 cucharita de polvo de hornear
    1 cucharita de esencia de vainilla.
    Colocar todos los ingredientes en un bowl, unir e ir formando bolitas que luego se aplanan sobre la asadera y llevar a horno fuerte durante  10 minutos. Después a disfrutar!

 

  • Snacks caseritos salados
    ½ taza de avena
    ½ taza de harina integral .
    2 cucharadas de aceite de girasol u oliva
    1 cucharita de polvo de hornear
    1 cucharita de sal
    Semillas (mix)
    Agua .
    Colocar todos los ingredientes en un bowl y mezclar con cariño, formar pequeñas bolitas y luego estirar con forma de bastón.
    Llevar a horno moderado entre 5 y 10 minutos.

 

CANCIONES PARA ACOMPAÑAR LA ÉPOCA:

“En la rama de un nogal
Canta y trina un zorzal
Tra la lalalalalalalalalalatra la la
Tra la la“

“Mariposa,
Mariposa, mariposa
Vuela, vuela sin cesar
Vuela aquí
Vuela allá
Y se posa en el rosal” 

“Pajarito mañanero
que alegría escuchar tu canto
me despierto y me levanto
y enseguida también canto.
Yo no vuelo como vos
pero salto muy alto
muy alto, muy alto.
Me hago chiquitito,
me estiro y respiro.
Pajarito mañanero
gracias por cantar. “

 

 

CUENTOS DE PRIMAVERA:

Para niños pequeños “El sueño de la Oruga”

Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se hallaba un saltamontes.

-¿Hacia dónde te diriges? -le preguntó sin dejar de caminar.

La oruga respondió:

-Anoche tuve un sueño. Soñé que desde la cima de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que soñé y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el saltamontes le dijo a la oruga mientras se alejaba:

-¡Tú estás loca! ¿Acaso crees que podrás llegar allí? Tú eres una simple oruga, para ti una piedra ya es una montaña y un charco, un mar; cualquier tronco, una muralla infranqueable.

Pero la oruguita ya se había alejado lentamente y continuaba su marcha sin parar.

De pronto, la oruga oyó la voz de un escarabajo:

-¿Hacia dónde vas oruga, tan decidida?

Sudando, la oruga le dijo jadeante:

-Tuve un sueño que me gustó tanto que decidí realizarlo. Voy a subir a esa montaña y desde la cima contemplaré todo nuestro mundo.

El escarabajo no pudo aguantarse la risa, soltó una carcajada y le dijo:

-Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso.

Y se quedó en el suelo, tumbado de la risa, mientras la oruga continuaba su camino, avanzando centímetro a centímetro.

De la misma forma que había encontrado al saltamontes y al escarabajo, la oruga se topó en su camino con la araña, el topo, la rana y la flor. Todos le aconsejaron desistir de su empeño:

-¡No lo lograrás jamás! Estás perdiendo el tiempo. Sería mejor que te resignaras a ser una oruga. ¡Eres demasiado ambiciosa!

Pero dentro de la oruga había un fuerte impulso que la hacía seguir. Cansada cada vez más, agotada y sin fuerzas, hubo un momento en que se sintió morir y decidió parar a descansar y construir, con su último esfuerzo, un lugar donde pasar la noche.

-¿Estaré mejor mañana? -fue lo último que la oruga dijo, y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como tumba un monumento a la insensatez: ahí estaba un duro refugio, digno de alguien que murió por querer realizar un sueño imposible.

Una mañana en la que el sol brillaba de manera especial, todos los animales se congregaron en torno de aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto, quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro, vieron aparecer unos ojos y unas antenas que no podían ser los de la oruga que creían muerta…

Una bella mariposa salió del capullo y con sus grandes y hermosas alas voló hacia la cima de la gran montaña y miró todo el valle, situado a sus pies.

 

Para niños grandes:
“El Rey rana y el fiel Enrique”

En aquellos remotos tiempos, en que bastaba desear una cosa para tenerla, vivía un rey que tenía unas hijas lindísimas, especialmente la menor, la cual era tan hermosa que hasta el sol, que tantas cosas había visto, se maravillaba cada vez que sus rayos se posaban en el rostro de la muchacha. Junto al palacio real extendíase un bosque grande y oscuro, y en él, bajo un viejo tilo, fluía un manantial. En las horas de más calor, la princesita solía ir al bosque y sentarse a la orilla de la fuente. Cuando se aburría, poníase a jugar con una pelota de oro, arrojándola al aire y recogiéndola, con la mano, al caer; era su juguete favorito.

Ocurrió una vez que la pelota, en lugar de caer en la manita que la niña tenía levantada, hízolo en el suelo y, rodando, fue a parar dentro del agua. La princesita la siguió con la mirada, pero la pelota desapareció, pues el manantial era tan profundo, tan profundo, que no se podía ver su fondo. La niña se echó a llorar; y lo hacía cada vez más fuerte, sin poder consolarse, cuando, en medio de sus lamentaciones, oyó una voz que decía: «¿Qué te ocurre, princesita? ¡Lloras como para ablandar las piedras!» La niña miró en torno suyo, buscando la procedencia de aquella voz, y descubrió una rana que asomaba su gruesa y fea cabezota por la superficie del agua. «¡Ah!, ¿eres tú, viejo chapoteador?» dijo, «pues lloro por mi pelota de oro, que se me cayó en la fuente.» – «Cálmate y no llores más,» replicó la rana, «yo puedo arreglarlo. Pero, ¿qué me darás si te devuelvo tu juguete?» – «Lo que quieras, mi buena rana,» respondió la niña, «mis vestidos, mis perlas y piedras preciosas; hasta la corona de oro que llevo.» Mas la rana contestó: «No me interesan tus vestidos, ni tus perlas y piedras preciosas, ni tu corona de oro; pero si estás dispuesta a quererme, si me aceptas por tu amiga y compañera de juegos; si dejas que me siente a la mesa a tu lado y coma de tu platito de oro y beba de tu vasito y duerma en tu camita; si me prometes todo esto, bajaré al fondo y te traeré la pelota de oro.» – «¡Oh, sí!» exclamó ella, «te prometo cuanto quieras con tal que me devuelvas la pelota.» Mas pensaba para sus adentros: ¡Qué tonterías se le ocurren a este animalejo! Tiene que estarse en el agua con sus semejantes, croa que te croa. ¿Cómo puede ser compañera de las personas?

Obtenida la promesa, la rana se zambulló en el agua, y al poco rato volvió a salir, nadando a grandes zancadas, con la pelota en la boca. Soltóla en la hierba, y la princesita, loca de alegría al ver nuevamente su hermoso juguete, lo recogió y echó a correr con él. «¡Aguarda, aguarda!» gritóle la rana, «llévame contigo; no puedo alcanzarte; no puedo correr tanto como tú!» Pero de nada le sirvió desgañitarse y gritar ‘cro cro’ con todas sus fuerzas. La niña, sin atender a sus gritos, seguía corriendo hacia el palacio, y no tardó en olvidarse de la pobre rana, la cual no tuvo más remedio que volver a zambullirse en su charca.

Al día siguiente, estando la princesita a la mesa junto con el Rey y todos los cortesanos, comiendo en su platito de oro, he aquí que plis, plas, plis, plas se oyó que algo subía fatigosamente las escaleras de mármol de palacio y, una vez arriba, llamaba a la puerta: «¡Princesita, la menor de las princesitas, ábreme!» Ella corrió a la puerta para ver quién llamaba y, al abrir, encontrose con la rana allí plantada. Cerró de un portazo y volviese a la mesa, llena de zozobra. Al observar el Rey cómo le latía el corazón, le dijo: «Hija mía, ¿de qué tienes miedo? ¿Acaso hay a la puerta algún gigante que quiere llevarte?» – «No,» respondió ella, «no es un gigante, sino una rana asquerosa.» – «Y ¿qué quiere de tí esa rana?» – «¡Ay, padre querido! Ayer estaba en el bosque jugando junto a la fuente, y se me cayó al agua la pelota de oro. Y mientras yo lloraba, la rana me la trajo. Yo le prometí, pues me lo exigió, que sería mi compañera; pero jamás pensé que pudiese alejarse de su charca. Ahora está ahí afuera y quiere entrar.» Entretanto, llamaron por segunda vez y se oyó una voz que decía:

«¡Princesita, la más niña,
Ábreme!
¿No sabes lo que
Ayer me dijiste
Junto a la fresca fuente?
¡Princesita, la más niña,
Ábreme!»

Dijo entonces el Rey: «Lo que prometiste debes cumplirlo. Ve y ábrele la puerta.» La niña fue a abrir, y la rana saltó dentro y la siguió hasta su silla. Al sentarse la princesa, la rana se plantó ante sus pies y le gritó: «¡Súbeme a tu silla!» La princesita vacilaba, pero el Rey le ordenó que lo hiciese. De la silla, el animalito quiso pasar a la mesa, y, ya acomodado en ella, dijo: «Ahora acércame tu platito de oro para que podamos comer juntas.» La niña la complació, pero veíase a las claras que obedecía a regañadientes. La rana engullía muy a gusto, mientras a la princesa se le atragantaban todos los bocados. Finalmente, dijo la bestezuela: «¡Ay! Estoy ahíta y me siento cansada; llévame a tu cuartito y arregla tu camita de seda: dormiremos juntas.» La princesita se echó a llorar; le repugnaba aquel bicho frío, que ni siquiera se atrevía a tocar; y he aquí que ahora se empeñaba en dormir en su cama. Pero el Rey, enojado, le dijo: «No debes despreciar a quien te ayudó cuando te encontrabas necesitada.» Cogióla, pues, con dos dedos, llevóla arriba y la depositó en un rincón. Mas cuando ya se había acostado, acercóse la rana a saltitos y exclamó: «Estoy cansada y quiero dormir tan bien como tú; conque súbeme a tu cama, o se lo diré a tu padre.» La princesita acabó la paciencia, cogió a la rana del suelo y, con toda su fuerza, la arrojó contra la pared: «¡Ahora descansarás, asquerosa!»

Pero en cuanto la rana cayó al suelo, dejó de ser rana, y convirtióse en un príncipe, un apuesto príncipe de bellos ojos y dulce mirada. Y el Rey lo aceptó como compañero y esposo de su hija. Contóle entonces que una bruja malvada lo había encantado, y que nadie sino ella podía desencantarlo y sacarlo de la charca; díjole que al día siguiente se marcharían a su reino. Durmiéronse, y a la mañana, al despertarlos el sol, llegó una carroza tirada por ocho caballos blancos, adornados con penachos de blancas plumas de avestruz y cadenas de oro. Detrás iba, de pie, el criado del joven Rey, el fiel Enrique. Este leal servidor había sentido tal pena al ver a su señor transformado en rana, que se mandó colocar tres aros de hierro en tomo al corazón para evitar que le estallase de dolor y de tristeza. La carroza debía conducir al joven Rey a su reino. El fiel Enrique acomodó en ella a la pareja y volvió a montar en el pescante posterior; no cabía en sí de gozo por la liberación de su señor.

Cuando ya habían recorrido una parte del camino, oyó el príncipe un estallido a su espalda, como si algo se rompiese. Volviéndose, dijo:

«¡Enrique, que el coche estalla!»
«No, no es el coche lo que falla,
Es un aro de mi corazón,
Que ha estado lleno de aflicción
Mientras viviste en la fontana
Convertido en rana.»

Por segunda y tercera vez oyóse aquel chasquido durante el camino, y siempre creyó el príncipe que la carroza se rompía; pero no eran sino los aros que saltaban del corazón del fiel Enrique al ver a su amo redimido y feliz.