Tú nos convertiste en una gran nación,

padre del país. Con tu dócil mano, 

domesticaste al salvaje, lo derrotaste, 

pero le regalaste leyes para su beneficio .

Del territorio diseminado, 

construiste una sola ciudad. 

                                    Rutilius Namatianus. 

 

¿Qué era para los romanos de aquella época lo más importante de conseguir? ¿Qué los hacía parecidos a los Dioses o cercanos a ellos? Como en el transcurso de cada una de las culturas de la antigüedad, los personajes respetados de cada una de ellas tuvieron cualidades muy distintas, por las que eran venerados y admirados por el pueblo. Inmensos cambios se sucedieron, grandes deseos de poder, vivían en las almas de los romanos, especialmente en los que lo adquirían, en sus gobernantes. Las leyes, que a pesar de ser muy estrictas eran muchas veces transgredidas por los más poderosos que hacían uso de este poder para sí mismos. 

¿Cómo era su ciudad y sus casas? ¿Por qué había tantas diferencias entre patricios y plebeyos? ¿Cómo era el trato con los esclavos, qué podemos reflexionar nosotros sobre esto hoy? 

 Bellos dibujos ilustran los cuadernos, con mapas, planos, dibujos de las esculturas de aquella época que nos muestran cómo se vestían y determinadas actitudes que se ven claramente en ellas. 

 Y, mientras florecen cuadernos, también maduran las primeras espigas, doradas de sol y amor, doradas de cuidado y admiración.