
(Entre dos mundos)
En el último tránsito de los jóvenes en esta etapa de su desarrollo y formación, dos grandes actividades los van acercando al mundo y a su interioridad: el trabajo anual y la época del Fausto.
Es una celebración tener la oportunidad de presenciar la entrega de los frutos de cada uno de los jóvenes de aquello que estuvieron inquiriendo en el mundo a través de su trabajo anual.
Por otro lado, a través del personaje de Fausto, se abren profundas preguntas de lo que acontece en la interioridad del ser humano.
Presentaré las ideas iniciales de este drama, para luego transcribir frases, ideas y poemas a los que los jóvenes fueron arribando.
PRIMERA PARTE
I
Ya en el Prólogo en el cielo, el Señor comprende que “el ser humano yerra mientras tiene aspiraciones” y que “el hombre es demasiado propenso a adormecerse, se entrega pronto a la descanso sin estorbos; por eso es bueno darle un compañero que lo estimule, lo active y desempeñe el papel de su demonio” que, “mientras que viva sobre la Tierra, no le será vedado el tentarlo.” Es decir que es el sino humano errar, pues el ser humano siempre aspira a elevarse y a completarse y, parte de insatisfacción, es atizada por su compañero en la tierra.
¿Quién es ese compañero, quién es Mefistófeles? Se presenta a sí mismo como gran paradoja, “una parte de esa fuerza que siempre quiere el mal y siempre hace el bien.”
Fausto y Mefistófeles están llamados a recorrer la vida juntos en tanto Fausto, como ser humano, aspire a la plenitud y a la comprensión del sentido último de la vida: “Quiero disfrutar dentro de mí de lo que ha disfrutado el conjunto de la humanidad. Quiero apresar con mi espíritu lo más elevado y lo más sumido en la profundidad, amontonar su ventura y su dolor en mi pecho y, de esta manera, ampliar mi yo y convertirlo en el suyo, y, al final, sucumbir como ella misma.”
Para ello, necesitará quien lo lleve e incite a experimentar en el mundo. Por ello le dice Mefistófeles: “Únete a mí. Durante estos días verás con placer cuáles son mis artes. Te daré lo que nunca ha visto hombre alguno.”
Es así que Fausto firma un pacto en el que Mefistófeles será su servidor en el mundo hasta que Fausto llegue a la plenitud que anhela: “Si alguna vez digo durante un instante: ‘¡Detente, que eres tan bello!’ puedes atarme con cadenas, y con gusto me hundiré. Entonces podrán sonar las campanas a difuntos, que seré libre para servirte. El reloj se habrá parado, las agujas habrán caído y el tiempo habrá terminado para mí.
Desde entonces, serán inseparables: “Además de este placer que me acerca a los dioses cada vez más, me diste el compañero al que no puedo renunciar, por más que, frío y descarado, me humille ante mí mismo y, con su palabrería, reduzca a nada todos tus dones. Él atiza en mi pecho el fuego salvaje que quiere atrapar esa bella imagen. Así me tambaleo yendo del deseo al placer y, una vez en el placer, ansío el deseo.”
Con estas ideas iniciales de la obra, comenzamos a transitar la época.
II
A continuación, algunas de las ideas de los jóvenes de 12mo año que surgieron de esta Primera Parte:
El ser humano tiene la posibilidad de crear como un dios, pero limitado por lo terrenal, que le impide ir más allá de su propia existencia.
A él le fue dada la dualidad, el camino de la luz y de la oscuridad. Tiene la capacidad de crear el bien y el mal, mas tiene un límite terrenal.
Todas las partes se entrelazan para crear al hombre, luz y oscuridad, fuerza y debilidad, bondad y maldad. Mefistófeles y Fausto fueron juntos en sus caminos como figuras emergentes.
El libro presenta la búsqueda que guía al hombre a llegar a comprender la totalidad. Pero tiene un compañero, Mefistófeles, que opaca y oculta sus dones, su luz, nubla sus sentidos.
Mefistófeles siempre está allí y depende de nuestra voluntad y decisión no sucumbir ante sus encantos y engaños.
Fausto busca, se pierde, se contradice, tiene miedos y dentro de sí una gran lucha entre la oscuridad y la luz. Mefistófeles ayuda al propio desarrollo al perdernos, para luego encontrarnos inevitablemente. Desde esa libertad elegimos.
La imagen del ser humano en el libro es la demostración del que busca encontrarse, del ser humano buscando llegar a lo más puro de sí mismo, la razón de ser o no ser, de conocer cada sentido y sentimiento, permitirse dudas y probar. Constantemente muestra cómo cada uno va evolucionando en su imagen, aunque ocurran “errores”, que son, también, parte de esa imagen.
Surge la imagen del ser humano que trabaja en su ser, que trabaja en profundidad en sus sentimientos y su porqué.
SEGUNDA PARTE
I
En sus últimos momentos, anciano, ve desde una colina su obra, haberle ganado al mar una porción de territorio, tierra nueva, libre, en la que todo está por hacerse. Esta incompletud que requiere de un permanente esfuerzo para que no sea arrasada por el mar, es la plenitud a la que finalmente accede:
“Ahora se extiende hasta el pie de la montaña una ciénaga que apesta todo lo que ya se ha conseguido. Cuando desagüemos ese charco pestilente, habremos alcanzado el más alto logro. Abro espacios a millones de hombres, espacios en los que tal vez no estén seguros, pero sí podrán estar activos y libres. (…) Vivo entregado a esta idea, es la culminación de la sabiduría: solo merece la vida y la libertad aquel que tiene que conquistarla todos los días (…) Quiero ver una multitud así, vivir en una tierra libre con un pueblo libre.
Entonces podría decir a este instante: “Detente, eres tan bello”. Así la huella de mis días no se perderá en los eones. En el presentimiento de esta gran alegría, disfruto, ahora, del instante supremo.”
II
A continuación, algunas de las ideas de los jóvenes de 12mo año que surgieron de esta Segunda Parte:
Al ser humano le es dado todo lo bello de la naturaleza, para que encuentre su goce, su ser en el bien. También le es dado este compañero que está siempre atento a cualquier desvío. Sin importar los desvíos, al final, si reconoce qué es lo correcto, será salvado.
En el vacío, en la nada de Mefistófeles, Fausto encuentra el todo, llega a la cúspide de la vida instantes antes de morir. Llega a disfrutar el instante presintiendo a los hombres conquistando día a día su libertad.
La propia voz que en su camino con cada error que enmienda puede generar otro. Una felicidad momentánea. La opción más difícil puede ser la que genere mayor felicidad. El camino es parte de la meta.
Todos los seres humanos recibieron las herramientas para desarrollarse, tienen la luz y la oscuridad, solo él es capaz de mantener el equilibrio, todo humano tiene su propósito. Fausto llegó a ascender, ya que descubrió su propósito, pudo conocer su ser y sentirse completo, pudo trascenderse a sí mismo.
Asciende porque no deja de luchar con grandes esfuerzos y aspiraciones.
“Quien siempre desea, aspira y lucha, merece recibir la salvación.”
POEMAS
I
Embriagar mi cuerpo y alma
de tentaciones reprimidas
convertidas en deseos.
¿Caer en ellas?
¿conformarnos con lo que nos es tangible?
Escondidas
incluso en pequeños rincones
del más bello paraíso.
¿Acaso esquivarlas no aumenta el deseo
mientras desperdicias tu vida
infeliz de no obtenerlas?
II
Entonces…
¿cuáles son mis límites?
¿esta es mi existencia delimitada?
No sé, tengo toda una vida para descubrirlo.
III
La voluntad propia,
el camino fácil, el camino oscuro
corro, escapo, me escondo y me busco
¿quién quiero ser? ¿qué decido mostrar?
busco mi camino, no el más fácil,
el mío, el que me representa
y finalmente me encuentro.
IV
No del bien ni del mal
sino de lo justo.
Buscar… buscar… buscar
que no falte, que no sobre
equilibrar, que si buscar es infinito
infinitamente buscaré.