Primero, un cuento… La palabra que pinta una imagen interior. Luego, la vivencia de esa forma en el espacio, en masa de pan, en lana, hasta llegar a la forma plasmada como una huella, una impresión en color en pasta… Y, finalmente, arcilla. La expresión plástica por excelencia.

Aquí algunos trabajos de cuarto grado. Son en sí mismos muy bellos, pero más bello aún ha sido el proceso, y es el proceso lo que edifica el espíritu y deja huellas para toda la vida.

Gracias, maestra Antonella por la guía!