
«El color es tan necesario para el alma como el aire lo es para el cuerpo» Gladys Meyer
El trabajo en acuarela permite al alma del niño tener una vivencia profunda del color, de su cualidad, de su movimiento. Puede vivenciar qué colores son afines en el encuentro, cuáles parecen atraerse y cuáles parecen repelerse. Puede crear un mundo mágico de sensaciones, similar al mundo de su propia alma, en el medio semi acuoso tan afín al mundo anímico.
«Así, el pintor, al fijar el color en la superficie como si fuera por encanto, tiene que darle carácter de resplandeciente, de reluciente… de no hacerlo no será pintor, sino dibujante. Como la evolución humana moderna exige que avancemos más y más en la destreza de plasmar lo pintado «desde el propio color», no hemos de cejar en nuestro intento de descifrar la naturaleza o esencia del color, para obligarlo, si es «color-imagen», a convertirse en color lúcido, esto es, a dotarlo de resplandor interno.»
Rudolf Steiner
La Naturaleza del color