
Cuenta la historia que hace muchos. muchos años, allá por 1997, un tercer grado (el primero del Clara de Asís), junto a su maestro Guille y a las familias construyeron una pequeña torre en el camino de las casuarinas del interior del primario. En el interior de la tierra colocaron un cuarzo. Y el techo era de paja.
En ese grupo había una niña llamada Paula, hija de Carlos Vargas (el psicólogo de la escuela).
26 años pasaron. El tiempo fue dañando la construcción original. Y el actual cuarto grado, que en pandemia solo había podido hacer pequeñas construcciones de barro y madera en las casas, decidió dar nueva vida a la torre, y sumarle un nuevo propósito: el campanario.
La idea surgió en 2019. El maestro Diego hizo un dibujo. La maestra Florencia se entusiasmó… y en este 2021, junto a un grupo de padres maravillosos, nos pusimos manos a la obra.
Al igual que el grupo original, pusimos un cuarzo en el interior de la tierra, antes de hacer el piso. Cada niño y cada niña tomó el cuarzo y lo impregnó de un pensamiento o una palabra de luz. Luego el cuarzo fue a iluminar la torre desde dentro, y todos pusimos nuestras manos como sellos. De alguna manera, imitando lo que aprendimos en la época de historia de la escritura y las primeras pinturas rupestres, un poco como huella de nuestro pasaje por esta escuela, un poco como parte de la época de antropología y zoología y la cualidad transformadora que tiene el ser humano en el uso creativo y amoroso de sus manos.
Pero la anécdota se completa increíblemente con la presencia en el grupo de Lara, la hermana más pequeña de Paula, ambas hijas de Carlos Vargas. Así se traza un hilo conductor que une el principio y el fin.
Agradecemos profundamente a las maestras de jardín quienes nos cedieron la gran campana. El día de la inauguración del campanario, recitamos la bendición de la casa como lo habíamos escuchado en el relato de tercer grado:
La casa está erigida sobre la tierra
que el fuego no la destruya
que el rayo no la toque
que un buen espíritu la habite,
ahuyente todos los peligros que amenazan,
le preserve de inundaciones.
Paz a este lugar
Bendición a esta casa
y a todos los que en ella entren y salgan.
(… Y hubo luz. Jakob Streit)
El día de la inauguración, luego de la bendición, cada niño y cada niña pudo hacer sonar la campana. Y durante toda la mañana todos los grados junto a sus maestros pudieron hacerlo también. A partir de ese día, cada mañana a las 8.15hs la campana nos convoca al Espiral y cada mediodía nos despide con su sonido y la promesa del reencuentro.
Para acompañar la época de geografía propia de cuarto grado, colocamos una veleta sobre la construcción. La veleta tiene un gallo en honor a Gullinkambi, quien se posa sobre el techo del Valhala y cantará el día del Ragnrarok. Los puntos cardinales son en honor a los 4 enanos que sostienen la bóveda celeste: Este, Oeste, Norte y Sur.
Así, la construcción, que es una actividad propia del tercer grado, adquirió cualidades propias del cuarto grado, dando un sentido aún más profundo al trabajo realizado.
Gracias a todos los que lo hicieron posible!