
En el Jardín, con la llegada del otoño, nos vamos preparando para la celebración de la Pascua de Resurrección.
Resurrección significa transformación, cambio interior. Durante esta época con las actividades del ritmo diario, el niño es llevado a través de las imágenes a vivir el proceso de transformación.
El huevo es una de las imágenes que ofrecemos al niño, símbolo de creación, de nacimiento. Representa también lo eterno, lo inmortal del ser humano.
El huevo de Pascua es muy especial. Se eleva a través del esfuerzo que le añadimos artística y creativamente al decorarlo.
Los niños deberán hacer un camino de búsqueda hasta dar con los huevos. La búsqueda es una constante en la vida del ser humano cuando inicia, un camino de desarrollo interior, personal.
El adulto buscará la nueva vida dentro de sí. Los niños buscarán llenos de alegría los huevos escondidos en el jardín.
Para vivenciar estas imágenes que representan la época, los niños y niñas del jardín, pintaron huevos. Para esto se hizo un agujero con cuidado en cada extremo del huevo con aguja o clavo fino, soplaron el contenido del huevo crudo, lavaron bien y secaron. Luego, el color, lleno de vida y amor.
