
Querida comunidad del Clara de Asís:
Hubo una vez una profecía, una escuela iba a nacer.
Llegaron hombres y mujeres a la tierra donde el anhelo de hacer escuela comenzó a crecer.
Los vientos podían soplar bruscamente, los calores podían entumecer… pero ahí estaba el misterioso anhelo de continuar.
Y así devino el proceso de fundación de nuestra escuela. Y en ese devenir, los vientos siguieron soplando y erosionaban con su tempestad, la tierra fértil. Y cada vez, la estrella inspiraba a los miembros de esta comunidad a sostener el camino que alumbra nuestra escuela.
Y ahora también la estrella de nuestra escuela sigue brillando y en la comunidad se aúnan muchas fuerzas para continuar la profecía, como todas las manos que, para el mantenimiento de la escuela, con su voluntad:
*Donaron pintura, cetol, solventes, pinceles, rodillos, lijas.
*Pintaron.
*Limpiaron para comenzar las clases.
*Donaron un sanitario y grifería.
*Donaron la alarma que se instalará próximamente.
*Embellecieron los baños de primaria.
*Arreglaron la casita del parque de primero y segundo grado, así como el parque con sus nuevos escalones.
*Donaron aros de básket para la futura cancha.
*Donaron tapa del arenero de jardín.
*Donaron el arreglo de todas los bancos y muebles que necesitaban ser arreglados.
*Donaron parte de la leña.
*Donaron productos de limpieza.
Desde la Comisión de mantenimiento, queremos agradecer a esas manos que a lo largo de la historia han plasmado ese anhelo.
Los que son viejos de la escuela pueden ver la huella y se emocionan al encontrarse con lo manifestado que espera a las nuevas generaciones.
Ya hay padres que fueron niños de la escuela, hay profesores que recuerdan el impulso de la secundaria y hay familias nuevas trayendo nuevos aires.
Es emocionante ver cómo la fuerza individual se refleja en la comunidad.
A seguir anhelando para que la profecía continúe para esta y las generaciones venideras.
Comisión mantenimiento.
