Los y las jovenes del 12 fueron logrando paso a paso los hitos que los preparan para salir al mundo: El retiro del Fausto, trabajos anuales y ahora el teatro! El último paso será el campamento final, esta semana.

Se despiden de la escuela coronando su pasaje por la secundaria con la obra Babilonia, dirigida por los maestros de teatro: Claudia y Juan, en una hermosa puesta en escena.

Durante una hora, se visten de otra gente, en otro tiempo, en otra situación y nos regalan en tono de comedia un clásico nacional escrito en la década del ’20 por el dramaturgo Armando Discépolo, uno de los más brillantes autores que diera el teatro argentino.

«Buenos Aires, segunda década del siglo XX, miles de inmigrantes arrojados de Europa tras la quiebra de sus ilusiones, vienen a la ciudad. Una ciudad en la que se producen milagros y decepciones, en ellas se ofrece la aceptación de un trueque humillante (muchas horas de trabajo agotador a cambio de un magro plato de comida y un techo prestado). Un trueque que genera un fuerte contraste con los sueños de «hacerse la América «.

En el sótano de una casa de «nuevos ricos», un grupo de inmigrantes desesperados, pugna por salir de ese «abajo», en patético accionar, buscando el «arriba». Paradójicamente los dueños de esa casa, en «el arriba», son personas que fueron pobres como estos criados, pero que gracias al «hada y la varita», adquirieron fortuna y poder.

Discépolo con su descarnada mirada, nos mete en ese oscuro submundo, cocina de la gran mezcolanza como cambalache, donde todo se junta, se mezcla y se apila. Una visión despiadada de la realidad de entonces, que no es muy diferente a la que periódicamente nos vemos forzados a padecer fruto de la inescrupulosidad de quienes avanzan en su voracidad por tener, aún a costa de la miseria general. Esta obra es nuestra, no sólo por su tema, sino por su forma articulada, por sus lenguas distintas y grotescas, que hablan crudamente sobre nuestra identidad.»

ERNESTO GALLO