
Amasamos el pan, compartimos el cuento, modelamos en cera y.. la liebre de Pascua en vellón, de regalo.
Ternura y encuentro.
El sentido de ser padrinos y madrinas:
El séptimo grado espeja cualidades del primer grado. Lo que en primero se vivencia desde los cuentos de hadas, desde cada imagen nutrida de sentido que llegó al aula, en séptimo se explora, se conoce, y sobre todo, despierta en ellos. Así lo que en un cuento un niño pequeño vivenciaba desde la imagen de un rey, o de un lobo que acecha, en séptimo tiene la cualidad de descubrir esas fuerzas anímicas despertando dentro suyo y explorarlas. El acompañar a los niños de primer grado les da la oportunidad de entregarse nuevamente a la fantasía, con entusiasmo y amor, en querer compartir eso que de otra manera ya no lo sentirían como algo propio. ¡Qué oportunidad tan grande! Asimismo, el apadrinar a un niño pequeño, acompañarlo, querer cuidarlo, es un gesto de altruismo en un momento de desarrollo hormonal que los lleva a mirarse a si mismos.
Como «ángeles guardianes», los niños y niñas de séptimo acompañan los primeros pasos de los más pequeños.
Y las maestras también nos acompañamos, uniendo fuerzas de la juventud con las de la experiencia.
Maestra Florencia


















