El jueves 30 de mayo, cuarto grado tuvo su primer pernoctada de este año. Desde el
tercer grado, los niños y niñas van quedándose a pernoctar alguna
noche en la escuela, y es algo que se repite cada año hasta el séptimo grado.
Esta experiencia de convivir durante todo un día es sumamente enriquecedora para los
grupos, ya que se fortalecen vínculos, permite encontrarnos y compartir por un tiempo
más extenso que el habitual de cada mañana, vamos practicando y preparándonos para el
futuro campamento, también nos divertimos haciendo juegos como la búsqueda del
tesoro, hacemos alguna caminata por el pueblo, nos reconocemos como grado y vamos
limando asperezas y aceptándonos en nuestras diferencias, nos hacemos un poquito más
grandes…
Algunas veces hay temores que sólo se disipan al atravesar este desafío. Dejar las
comodidades del hogar, ayudar con las tareas de cocinar, lavar, ordenar y limpiar o
descansar en una bolsa de dormir, por ejemplo, son situaciones a la que muchas veces los
niños no están habituados. Claro que también jugamos, hacemos un fogón y contamos
historias, y escuchan algún cuento antes de dormir. Los maestros pensamos y preparamos
cada momento e intentamos que esta propuesta deje un calorcito en el corazón,
entusiasmo y alegría para nuevos encuentros.
Al vivenciar una pernoctada, y luego los campamentos, todos nos transformamos y nos
fortalecemos, los pequeños van adquiriendo mayor autonomía y responsabilidad,
logramos ser más pacientes y tolerantes, aceptamos los tiempos y ritmos de los demás y
nos conocemos más profundamente. En fin, las pernoctadas son una forma más de seguir
aprendiendo a estar con otros en este bello mundo.
¡¡¡Felicitaciones 4° grado, por la gran pernoctada que hemos compartido!!!
Maestro Santiago