El viernes 28 de Junio celebramos nuestra querida fiesta de los farolitos en la primaria.

Queridas familias,
A través de la fiesta de los farolitos, celebramos la llegada del invierno. Cada año, toda la
comunidad escolar festeja este suceso estacional frente a una gran fogata, y cada uno a la vez
con su farol encendido.
La imagen que podemos sentir detrás de esta fiesta tiene profunda relación con percibir la luz
propia en la oscuridad.
En el invierno todo parece morir, sin embargo, dentro de la tierra se enciende la vida. Los
niños han escuchado muchísimas imágenes en torno a ello, sobre los duendes que trabajan
arduamente en las raíces, las semillas como estrellas que se encienden, o mismo hemos hecho
un pozo y tocamos cómo dentro, la tierra está calentita.
Acompañada de canciones, la fiesta de los farolitos nos sumerge en la vivencia de construir el
propio “cáliz” para mi luz, y así brille en la oscuridad. Desde yo voy con mi farolito, y
alumbro todo al pasar, las estrellas en el cielo también alumbrandolo están. Hasta ya se ha
escondido el sol, cada uno lleva un farol…
Cada año la construcción del farolito lleva tiempo. Cada maestro piensa y elabora cuál es el
farolito que los niños harán con sus propias manos, para llevar caminando en la oscuridad,
acompañado de sus compañeros. No les ahorramos trabajo, ellos lo hacen paso a paso con sus
manos, y lo que surja como fruto de ello será hermoso para dar cobijo a su luz en el invierno.
El invierno sucede como parte del ciclo de las estaciones de la tierra, de su ritmo, y también
sucede en nuestras vidas. Esta celebración que es parte de la cultura de nuestra escuela, y de otras escuelas, construye en el interior imágenes de oro. Herramientas para el alma ante momentos
de oscuridad, que los niños atesorarán inconscientemente durante toda su vida.
Para las familias que hace poco están en nuestra escuela, compartimos el proceso de la fiesta:
Nos encontramos en las aulas, donde esperamos con una ronda, compartimos un cuento y se
encienden las velitas. Luego nos encontramos como escuela en el espiral, y de ahí
emprendemos el camino que se encuentra rodeado de las familias que cantan y cantan
mientras los niños avanzan con sus lucecitas en la oscuridad. Luego caminamos solos, ya no
hay familias alrededor. Y finalmente nos encontramos en el fogón. Cuando pasa el último
grado, las familias también hacen el camino, y llegan al fogón y abrazan inmensa ronda de
los grados llena de farolitos que titilan.
Frente al gran fuego se canta, y luego volvemos a las aulas para despedirnos.
Qué gran suceso.
Maestra Rocío