Érase una vez una gallina que se destacaba en su corral. A simple vista era una más entre todas, con sus plumas de colores tierra, no era la más jóven ni la más ponedora.

Podrán decir que por su enorme tamaño o su fuerte cloqueo se hacía oír en el gallinero.

Sin embargo la distinguía el amor y la ferocidad con la que cuidaba a sus polluelos. 

Ésta es la historia de una mamá de nuestra escuela.

Otra había puesto los huevos que nuestra querida Leonor cuidó con esmero y que con tanto ahínco alimentó hasta que ellos crecieron fuertes, dándoles todo lo que estaba a su alcance para que pudieran salir al mundo en busca de nuevos senderos. 

Hoy te despedimos hermosa Leonor, y sabemos que serás recibida con honor en el mundo espiritual. Tus amigos de la escuela y los maestros que acompañamos la escolaridad de tus hijos te recordaremos siempre por tu calidez, tu elocuencia, tu fortaleza y por los mejores pastelitos de las peñas. 

A la familia Trocci, Carlos, Gisel y Jorge nuestro más sentido abrazo y agradecimiento.

Maestra Erika, en nombre de todos los maestros y maestras