
Tras siete años maravillosos de mucho aprendizaje, de conocernos, encontrarnos, atravesar desafíos de todo tipo; luego de tantos cambios, de dientes, de aulas, de amigos, de relatos… estamos listos para dar el gran paso, atravesar un nuevo umbral… Comenzar a mirar el mundo, buscando la verdad, en el camino del juicio práctico, del juicio teórico, el juicio anímico y el juicio individualizado con la llegada de la madurez.
Como despedida, dejamos un vitral medieval en el aula, para que acompañe al nuevo séptimo grado, cantamos para primer grado (nuestros ahijados y ahijadas), nos fuimos en tren a la catedral de San Isidro (hicimos música en la plaza y dentro de la catedral), fuimos a la heladería con primer grado, pintamos remeras, cantamos en la espiral un Hallelujah de Cohen y pasamos por el túnel que nos prepararon las mamás y los papás.
Queremos agradecer muy especialmente a las familias que estuvieron a nuestro lado a cada paso del camino. Y a cada maestro y maestra que nos trajo su magia a lo largo de los años: Diego, con su música que un poco nos define; Denise, con sus manos de hada; Mónica, con su movimiento y María Rita que acompaña en el piano; Gustavo, con sus manos en la tierra y su arte en el teatro; Andrea, entre juegos, equilibrio y pelotas; Francisco y Antonella en el arte; Mariana, velando, siempre velando; Viviana y Marcela, haciendo la piel que nos protege; Miss Flower, quien siempre vino al rescate; Luciana Mancini, quien nos acompañó en los primeros años; Yanina, quien se sumó en la transición de los cielos; Luciano, que sostuvo las montañas…
Nos llevamos el cofre del alma lleno de tesoros para tener donde cobijarnos en las tormentas, para tener herramientas en las dificultades, virtudes para acompañarnos, ojos bien abiertos para observar lo nuevo, corazón y mente dispuestas para los aprendizajes…
Allá vamos!
Maestra Florencia
Allá por 2018

Así nos despedimos…













