
El hogar y las labores hogareñas.
Un hogar es el espacio donde se crean ritmos, cualidades, capacidades, hábitos, donde se reciben los primeros aprendizajes y donde los niños realizan las primeras imitaciones de quienes van transmitiéndole su conocimientos e intuición.
Cada hogar tiene varios ámbitos que lo componen y lo hacen único. Existe un lugar físico, lo edilicio, lo que ponemos como materiales, espacios, la manera de ubicar los objetos.
También hay un ámbito que lo van conformando las personas que habitan en el hogar, es un ámbito menos tangible que el físico, pero igualmente importante. Las cualidades, los dones, los valores que viven y se practican, el temperamento que se marca en cada hogar.
Las afinidades, simpatías o antipatías que se piensan, sienten o hacen también tienen su lugar en casa.
Otro aspecto son las cualidades espirituales, lo que vive en cada una de las personas que viven en casa y cómo ven el mundo.
En este espacio donde tantas cualidades y aspectos se comparten con los niños, se hace un despliegue de variados aprendizajes simultáneos. Si los podemos hacer y acompañar cada vez con más conciencia, van a ser más potencializados y enriquecedores.
Las labores hogareñas hechas con un gesto vivo crea fuerzas vitales o no dependiendo de algunas reflexiones. ¿De qué manera hago los oficios?, ¿Estoy en la labor con conciencia?, ¿Cuál es el gesto interior y exterior con que las hago? Si las realizo con pensamientos de pesantez disminuyen mis fuerzas vitales; si mi actitud cambia, mi conciencia logra estar en el aquí y ahora, nosotros mismos creamos nuevas fuerzas y un equilibrio anímico para el hogar.
Se hace un espacio sanador. Cada uno de los oficios deben ser fuente de vitalidad y mucho depende del calor anímico que le pongo a las labores. Lo creativos que podemos ser para realizarlas y el humor que me acompaña y que me ayuda a generar liviandad.
Los trabajos conjuntos en familia fortifican la voluntad, la energía de querer hacer. Se pueden hacer ritmos de actividades, pocas cosas pero hechas con todo mi Ser.
Vendría bien acompañar la cualidad de la labor hogareña con un ritmo planetario, aquí hacemos algunas sugerencias.
Lunes de Luna tiene la cualidad del agua, ese día se puede disponer una actividad de lavado, donde los niños puedan tener la oportunidad de utilizar el agua y el jabón para lavar algunas prendas sencillas, o utensilios de la cocina.
Martes de Marte podemos ofrecer una labor donde la cualidad del calor se haga presente, como el planchado de servilletas, o una pequeña tela, o una prenda de vestir. Si acompañamos pacientemente a los niños, respetando sus tiempos, van a ser aprendizajes muy profundos los que él va elaborando en su interior.
Miércoles de Mercurio, trae una cualidad social, se puede tener éste día para cocinar, amasar el pan, poder utilizar utensilios como el exprimidor manual, la tabla y el cuchillo para cortar alimentos (según la edad de los niños) siempre en compañía y presencia con conciencia de un adulto; o quitar las cáscaras de los alimentos (mandarina, banano). Preparar la mesa es algo que les gusta y donde participan muy bien los niños.
Jueves de Júpiter, podemos compartir una labor que traiga la cualidad del orden, poner cada cosa en su lugar (juguetes, herramientas de jardinería, ordenar la ropa, los zapatos etc). También puede ser un día para terminar cosas que tenemos pendientes, cerrar ciclos.
Viernes de Venus, se pueden sugerir labores como el cuidado del jardín, recolectar las hojas, deshierbar, mover la tierra o sembrar. Mover mi fuerza de amor para el cuidado de la tierra.
Sábado de Saturno, sería una linda experiencia el poder hacer diferentes labores de limpieza general de la casa (barrer, trapear, limpiar el polvo) alguna de estas labores, hechas de principio a fin y siempre mirando la edad de los niños y respetando sus ritmos de trabajo y aprendizaje.
Domingo de Sol, es un día en que podemos guardar las fuerzas y cuidarlas para un buen descanso, reposar, para ahorrarlas ya que al día siguiente se abre toda la semana y sus actividades.