
Cerramos nuestra primaria con una ceremonia bellísima. Los jovencitos vinieron vestidos de gala. Las familias prepararon un banquete, una canción y hermosos regalos.
Yo les había escrito sus últimos lemas con todo mi corazón y con Yanina habíamos preparado hermosos regalos: un vitral, un libro, un rosal…
Me regalaron un cofre con cartas y obras de arte de cada niño y cada niña. Pasada la emoción del encuentro, decidí abrir mi caja de tesoros y tomarme el tiempo de apreciar cada perla.
De corazón les digo, fue un viaje de emociones profundas. Siento que no puedo entenderlo ni procesarlo del todo.
Son verdaderos tesoros! Dibujos y palabras llenos de alma.
Me siento completamente plena. Había entregado hasta la última de mis gotas. Y ahora me invade un océano de amor.
Nunca van a alcanzar las palabras. Nunca. Siempre los voy a amar. Siempre.
Yo soy, porque ellos y ellas, son.
Con eterna gratitud, maestra Florencia






Querido séptimo grado:
Este año transitamos el fin de este viaje que unió jardín con secundaria.
¡Que alegría sumarme a este barco! Llegue junto con los relatos de Alejandro Magno y toda la fuerza del imperio Romano y así juntos, después de un verano, sumergirnos en las historias de la edad media, conociendo a los caballeros del rey Arturo y la gran Juana de Arco. Así día a día, cada vez que el relato comenzaba, me unía verdaderamente a ustedes, me concentraba en estar presente en esas historias, acompasar mi ritmo y recibir en mi alma el mismo alimento que ustedes.
Desde el lugar periférico que me toca ocupar pude observar, acompañar de manera sutil, con un gesto, una mirada, un “ahora no es momento”, un mimo a las raspaduras, palabras cuando hizo falta, un consejo, un “te acordás lo que hacíamos en la ronda” cuando la duda aparecía a la hora del trabajo, una merienda preparada con la misma cantidad de porciones para cada uno, un vínculo casi “sin abrazos ni cosas ridículas de señora amorosa” pero si con mucha amorosidad en cada gesto.
De esta manera disfruté junto con ustedes del pasaje de la niñez a la juventud, los vi en pequeños gestos ir transformándose día a día en jóvenes. Cada uno y cada una dio sus atisbos de empezar a dejar la niñez. De a poco conquistaron más autonomía y empezaron a resolver sus conflictos, ustedes mismos pudieron comenzar a regularse, también a mandarse macanas más grandes. Las señales de que están preparándose para cruzar el umbral están ahí, en las macanas, en las preguntas, en las inquietudes, en los comentarios, en los intereses. ¡que emocionante!
Mi rol periférico me permitió observar como en la mitad del año todo esto se hizo carne, ahora tienen profesores y estuvieron sin su maestra. ¡Que lindo ver crecer a los niños y niñas! Atravesaron sus desafíos de maneras saludables y así como ustedes crecieron, me enseñaron a crecer a mí. Me exigen que esté a la altura de las situaciones y con los pantalones de adulto responsable. Sin errar, siendo justa, noble y determinante, audaz, graciosa y valiente. Así como un caballero de la corte del rey Arturo o con la convicción de Juana de Arco.
Les estoy eternamente agradecida, tienen un lugar en mi corazón por siempre. Los adoro.
Maestra Yanina
