De la mano de la imagen del cuento del arco de flores: un velo de luna y un rayo de sol, ya desde la primera mañana de primer grado llegaron la curva y la recta. En la escuela, nada llega de manera aislada, escindida. Todo es parte de una imagen mayor, de vivencias plenas de sentido. Si pintamos con color magenta, decimos, por ejemplo, que es un color casi inmaterial, como el destello del mundo de los dioses que nos guían y nos cuidan. Si usamos el rojo carmín, hablamos de la potencia del fuego, o si usamos el azul, hablamos de la profundidad de la noche. Lo mismo sucede con las formas: la recta, como un rayo del cielo a la tierra, la curva como el arcoíris o el arco de flores.

La forma es la huella del movimiento. Por eso es FUNDAMENTAL hacerla en el piso con una soga y caminarla, en la mesa en lana y pasar el dedo, en la tierra, en masa, en la tierra con un palito, en el aire con el dedo, en un pizarrón o en una pared o en hojitas de otoño, antes de llevarla al papel.

En esta época, iremos pasito a pasito trazando formas que combinen curvas y rectas, puntos y espejamientos. Las formas continuas refuerzan el cuerpo vital. Así, el trabajo de formas acompaña esta etapa del desarrollo para la salud y para reforzar este cuerpo vital que se libera en torno a los 7 años y que se manifiesta, entre otras cosas, en el deseo de aprender.

Toda propuesta tiene un trasfondo pedagógico. Es pensada con amor para acompañar a los niños y niños en su desarrollo hacia una vida plena.

Al hacer dibujo de formas todo el ser humano interviene en el movimiento. Esta participación vital y emotiva en las formas constituye una experiencia artística que no sólo afecta a los sentidos sino que suscita formas internamente para captar más profundamente el mundo natural que nos rodea.

Como gestos, estas líneas no deben ser apreciadas tal como aparecen en su estado final en el papel o en la pizarra, lo interesante es el proceso y el esfuerzo que hace el alumno o alumna para interiorizar la forma en su ser y la estela que deja ese dibujo en su interior.

Vitalidad, movimiento interior, motricidad, precisión, voluntad,  belleza… Algunas de las cualidades que nos permite explorar y desarrollar el dibujo de formas.

En fin, el dibujo de formas es la metamorfosis en el movimiento, y la base de toda escritura (letras y números) y de la geometría.

Por todo esto, es la primera época del primer grado. Le damos importancia y tiempo. Nadie nos corre. Vamos disfrutando del camino. El camino mismo es la meta.

Con amor, Maestra Florencia
marzo 2025